Obedecer o no obedecer? Esa es la cuestión.



                                                          Que carucha, Manucha!

En mi relativamente nuevo traje de padre voy encontrando situaciones con mi hijo de casi 22 meses donde el nuevo y metafórico atuendo no queda cómodo y, hay que arremangarse.
Todos conocemos “escenitas” como la del niñito sacando sus pulmones a grito pelado en plena calle porque quiere si o si vaya a saber qué. La situación no mejora si el escenario cambia a un montón de gente que nos observa (en ese restaurant donde la íbamos a pasar muy bien) poco menos condenándonos a la horca sin juicio previo. Y aunque hubiera juicio, primero nos pasan por la picadora de carne y luego la horca.
Despejemos agitando las manos ese globito de historieta que se nos formó pensando las posibles o concretas situaciones y controlemos el terror.
Lograr que nuestros hijos nos obedezcan es el comienzo de una tarea titánica, pero tarea al fin que tiene que ver con uno de los tantos pilares de la paternidad.
Sea mamá o papá, nos temblará un poco la pera en encontrar un equilibrio en la crianza de un posible maníaco ególatra controlador del mundo y hacedor de sus más despiadados instintos o una tierna ardillita que salga disparada hacia el árbol apenas sienta las llaves en la puerta.
Bueno, exageré pero valieron las imágenes.
Ya calzados los guantes, sabremos que las edades juegan un papel importante.

En los primeros 15 meses
Tomemos la generalidad y la cosa será todo amor, babas, teta, arrullos, soniditos, pañales, cancioncitas suaves, poco dormir (para padres) y grandes cantidades de felicidad mutua. Está aprendiendo a conocernos ya  confiar en nosotros. Nos necesita en nuestra mejor forma emocional. Damos todo, claro.
Peeero, a tan corta edad, también nos toman el tiempo. Todo en su beneficio y a eso nos debemos. El llanto es su principal canal de comunicación y no nuestra principal forma de tortura. Una  Aquí comenzaremos a desarrollar una especial percepción sobre lo que nuestro hijo quiere y necesita. Para aquellos varones más radicales (en el sentido de macho duro) aflojen y perciban. También lo van a disfrutar. Cuanto más seguros se sientan ellos en ésta  etapa más confiados en sí mismos estarán después.



                                                                        Es un amor...
De 15 meses a 3 años
Vayan que se interesan por el mundo ahora! Gigantescos cambios se producen en él. Toso le interesa, todo le atrae y por supuesto es inexistente la noción de peligro. Obedecer puede estar rechazado por un grito aterrador al quitarle algo que encuentre en el suelo y quiera llevárselo a la boca. Esto es como en la magia, hay que distraer la atención, así que se lo quitaremos y le daremos su juguetito que chilla. Normalmente aparecerá la sonrisa de “que bonito” y seguirá jugando. Aunque sepas que le hablas y no te entiende demasiado, te entiende a su nivel. Eso me asombró muchísimas veces. Explicarle que tal cosa puede hacerle mal, daño o no es para él.
Te sorprenderás de su entendimiento bajo esas circunstancias. 
La CONSTANCIA en todo tipo de actividades será de doble mano. Como padre deberás hacerlo una y cientos de veces y como hijo aprenderá basándose en la repetición. Y a la vez, aprenderá del respe to que le tienes como persona.
Que sea un niñito no nos habilita a tomarlo como rehén de nuestras costumbres o creencias nocivas como aporrearlo, sarandearlo para que “entienda”.
La violencia no se aplica bajo ningún concepto
Y si tenemos que sumar paciencia a nuestra bolsa de paciencia, pues será buen momento para hacerlo
--pero es que me agota la paciencia!
A lo que deberé responder: Hay un adulto en la sala?
Porque nuestro hijo y escribo NUESTRO así por algo, depende de nosotros y como adultos debemos asumir, aceptar esas “incómodas” responsabilidades.
Espero que la ironía haya alcanzado.
Entonces, hablando de límites, nuestro hijo los necesita para poner esos márgenes a su “incipiente pero pujante vida” y ganar confianza y seguridad. Cuanto de peligro lleva no enterarse de que personas o cosas pueden hacernos mal?
Porque no obedecer también tiene sus consecuencias. Una buena manera de explicar porque no hacer tal o cual cosa. El funcionamiento de la familia está basado en la aceptación y obediencia de ciertas normas a diferentes niveles y todos tenemos un papel y responsabilidad por ello.
Para cuando el pequeñín vaya entendiendo, es importante SER ESPECIFICIOS Y CONCRETOS en explicar el por qué y dónde están esos límites,  No porque vayan a ser una “interpretación amplia de la ley” sino porque quedará clarísimo.

De 3 años en adelante
No es personal, diría la mafia, es negocios. Y es verdad! No se trata que aquel mal comportamiento sea a propósito sino como parte de una conducta a corregir. Tomarlo como personal nos llevará a minar la autoestima de nuestro hijo. Funciona en ambos lados. Funciona si lo REFUERZAS EN POSITIVO como si LE REFUERZAS LO NEGATIVO. En ambos lados se la estará creyendo.
AMENAZARLO no le va a hacer entender lo que necesita entender, por ejemplo, porque no debe hacer tal o cual cosa. Explicar es mejor. O está bien que nos amenacen para que entendamos cómo funciona el celular?
Y TODAS las peleítas entre padres por el comportamiento de” tu hijo”…fuera de la vista de tu hijo. Qué se supone que le estas aportando mientras las ve?
Charla de adultos, lugar de adultos.
La obediencia de nuestros hijos depende mucho de nuestra consistencia interna, de la seguridad con que transmitimos un NO o un SI, un QUE BIEN! O NO ESTA BIEN GOLPEAR EL CONTROL REMOTO. Si lo corremos con la cuchara para que coma ese acto será un juego para él y una breve crisis para nosotros. La ESTRATEGIA conformará un hecho inapelable, necesario de practicar para que los podamos educar de manera completa.

                                                         
                                                         Quedate quieto por favorr!

Puedo decirles que ésta es la parte rosa respecto de la obediencia, los limites y la crianza. Y la experiencia que lleva. Creo que también debemos mirar hacia todos lados del espectro y las relaciones que construimos con nuestros hijos o en nuestra familia. Existirá un  punto donde padres e hijos sabremos que no es obligatorio obedecer, no es obligatorio tener nuestra visión de las cosas, no es obligatorio amar a tus padres ni honrarlos, como puede darse bajo ciertas religiones.
 No deseo a nadie ese vacío.
Pero si existiera, sepamos que comenzó en algún momento. Quizás en una acción imperceptible, en un límite que no fue tal o en una bronca de aquel día que dejamos crecer escondida a través de los años.
Obedecer lo asociamos en mayoría a un limite a una acción pero también tiene que ver con seguir la voz que tenemos en lo profundo. La que nos arrastra hacia algún lugar por la vida y la que nos dice quienes somos aunque la tapemos de las más variadas formas.
Ojalá que padres e hijos obedezcamos lo mejor de nosotros, una real fuente de buenos vínculos. Que podamos despejar los escombros que a veces se producen, ya no importando por que.
Mi amorosa Julieta llevó a que recordara una frase que leí en Fahrenheit 451 de Ray Bradbury

“Si os dan papel pautado, escribid por el otro lado”
Las pautas, los renglones, están para ordenarnos en quienes somos.
Pero para ser definitivamente, nadie tiene que indicarnos como.






                                                          Me gustó más el libro...

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